En la parábola de los dos hijos, Jesús contrasta la actitud de los recaudadores de impuestos y las prostitutas, que aceptaron el mensaje de Juan el Bautista, con la de los dirigentes religiosos que no lo hicieron. Jesús, al comparar a las autoridades judías con un hijo que promete obediencia pero que nada hace, formula un contraste altamente polémico: los publicanos y las meretrices, que creyeron en Juan el Bautista, entrarán en el Reino de Dios antes que las autoridades.